Ejercicio físico contra el cáncer.
Dr. Jorge Noriega Sevilla
Tiempo de lectura: 3 minutos
Entre sus múltiples beneficios, el ejercicio físico está relacionado con un menor riesgo en al menos 13 tipos de cáncer, según el estudio más grande hasta ahora, realizado en más de un millón de personas (1). Entre estos se encuentran el cáncer de mama, pulmón, hígado, próstata, colon, endometrio y páncreas, de acuerdo con las Guías de Nutrición y Actividad Física para la Prevención del Cáncer de la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS).
¿Cómo el ejercicio previene el cáncer?
El ejercicio ayuda a regular los niveles de tejido graso y hormonas que, en niveles anormales, son responsables de la inflamación, acumulación de radicales libres y daño en el ADN celular.
La regulación del sistema inmunológico y los niveles hormonales que contribuyen al desarrollo del cáncer, así como mantener un peso saludable, son la mejor forma para que el ejercicio físico nos ayude a prevenir la enfermedad.
Una evidencia cada día más respaldada, es evitar mantenerse sentado por largos periodos, independientemente que realices el ejercicio suficiente cuando estás activa/o. (2)
¿Y cuánto ejercicio es suficiente para la salud?
De acuerdo a las recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), los adultos necesitan como mínimo ejercitarse 150 minutos a intensidad moderada o 75 minutos a alta intensidad, a lo largo de la semana, distribuyendo diariamente las sesiones de ejercicio en periodos de 20-30 minutos. En niños, la recomendación diaria por la ACSM es de 1 hora diaria de ejercicio a intensidad moderada-alta, al menos 3 días a la semana. (3)
Ejercicios de intensidad moderada y alta
La intensidad del ejercicio está determinada por varios factores como tu condición física, el tipo de ejercicio, temperatura y humedad ambiental, entre otros. Algunos ejercicios considerados moderados si los realizas a un ritmo que puedas disfrutar sin tanto esfuerzo son: caminar de forma apresurada, pasear en bici con fines recreativos, una clase de yoga para principiantes, jugar golf, etc.
Si padeces cáncer, también puedes tomar acción
Coméntale a tu oncólogo sobre tu interés en incluir como un programa de ejercicios como parte del tratamiento integral del cáncer.
Se recomienda que realices actividades de bajo impacto como caminar, andar en bicicleta y nadar, así como ejercicios de fuerza y flexibilidad a baja intensidad para mejorar la movilidad.
Inicia en forma progresiva con aumentos lentos y de acuerdo con tu percepción de intensidad del ejercicio. Puedes notar que aumentar en forma gradual la duración del ejercicio siempre y cuando sea agradable, hasta alcanzar 20 minutos o más, sin necesidad de hacerlo más intenso.
Recuerda tomar descansos entre cada ejercicio en caso necesario.
Notas a considerar:
No existe un programa de ejercicios general para todo paciente con cáncer. Sin embargo, la meta del programa será mantener la condición física y la funcionalidad. Recuerda adaptar el ejercicio de acuerdo con tu condición física actual y los efectos secundarios del tratamiento.
Los tratamientos quirúrgicos y otras terapias pueden disminuir la actividad por la convalecencia, debilidad muscular y dolor, así como limitar la movilidad del área intervenida.
Durante los tratamientos con radioterapia sudar puede irritar la piel debido a la lesión producida por las radiaciones. Elige ropa apropiada que mantenga tu piel seca para evitar la irritación.
Consulta con tu médico sobre el mejor manejo de los efectos secundarios de los tratamientos (p. ej. náusea, vómito, dolor) de manera que puedas realizar ejercicio en forma confortable.
El programa de ejercicio debe estar enfocado a maximizar los beneficios de la actividad física con el mínimo de riesgos que pudieran agravar o descompensar tu estado físico actual. Consulta siempre con tu médico de la actividad física y deporte para que puedas establecer metas realistas y seguras.
Fuentes:
- Moore SC, Lee I, Weiderpass E, et al. Association of Leisure-Time Physical Activity With Risk of 26 Types of Cancer in 1.44 Million Adults. JAMA Intern Med. 2016.
- American Cancer Society Guideline for Diet and Physical Activity for Cancer Prevention.
- Simon S. How Exercise Can Lower Cancer Risk. En: American Cancer Society, Feb 2020.
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Ejercicio físico contra el cáncer
Uso de la oxigenoterapia hiperbárica en fracturas.
El manejo clásico de las fracturas mediante material de osteosíntesis (clavos, tornillos, placas, etc.) e injertos de hueso siempre conlleva un riesgo en mayor o menor grado, y en algunas ocasiones se puede llegar a una consolidación poco exitosa, especialmente en fracturas expuestas -con lo cual se entiende que están potencialmente infectadas-, lo cual hace más difícil la recuperación funcional de la misma. La oxigenación hiperbárica (OHB) como una herramienta auxiliar para sanar las fracturas en su fase de consolidación temprana ha demostrado buenos resultados, así como el ya sabido efecto antiséptico que la OHB tiene en casos de infecciones resistentes a antibióticos.
En algunos estudios realizados en ratones (Okubo, 2001) se han visto mayores tasas de formación de hueso nuevo mediante la OHB aplicada durante 60 minutos diarios, al compararlo con un grupo al que no se le aplicó intervención alguna, al cabo de 7 días.
Los estudios del efecto de la OHB sobre las infecciones ocurridas en una fractura tras su manejo quirúrgico han probado resultados favorables después de 20-30 sesiones de OHB en pacientes con fractura de tibia (Komurcu, 2002).
Otro importante cambio observado al aplicar el tratamiento con OHB en las fracturas ocurre en la reparación a nivel vascular. En un estudio realizado en la Universidad de Turku, Finlandia por Muhonen y colaboradores en el año 2004, se aplicó en un grupo de conejos una intervención con 18 sesiones de OHB previas a la reparación de una fractura mandibular, mientras que a otro grupo no se le realizó la intervención con oxigenoterapia. La respuesta vascular y regeneración de hueso tras la OHB concluyó que dicha herramienta estimula la activación de las células formadoras de hueso (osteoblastos) incluso en un hueso irradiado.
La información aquí presentada no sustituye ni pretende sustituir en forma alguna la atención otorgada por un profesional de la salud. En caso de sufrir algún síntoma o malestar relacionado, acuda a la brevedad con su médico especialista para el diagnóstico y tratamiento oportuno de su padecimiento.
Fuentes científicas consultadas:
- Komurcu, M., Atesalp, A.S., Basbozkurt, M. and Kurklu, M. (2002) The treatment of infected tibial nonunion with aggressive debridement and internal bone transport. Military Med167: 978-981
- Muhonen, A., Haaparanta, M., Grönroos, T., Bergman, J., Knuuti, J., Hinkka, S.et al.(2004) Osteoblastic activity and neoangiogenesis in distracted bone of irradiated rabbit mandible with or without hyperbaric oxygen treatment. Int J Oral Maxillofacial Surg33: 173-178.
- Okubo, Y., Bessho, K., Fujimura, K., Kusumoto, K., Ogawa, Y. and Iizuka, T. (2001) Effect of hyperbaric oxygenation on bone induced by recombinant human bone morphogenetic protein-2.Br J Oral Maxillofacial Surg39: 91-95.
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